La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa, Avebiom, ha insistido en el extraordinario papel que desempeña el aprovechamiento de la biomasa forestal para usos energéticos, precisamente como elemento dinamizador del medio rural.
La biomasa, que ya mueve en España un negocio de 3.700 millones de euros (el 0,34% del PIB), representa el 12% de la energía para calefacción y emplea a unas 18.000 personas. De ellas, aproximadamente el 50% (8.650) corresponde a los puestos de trabajo que ha generado la actividad en calefacción tecnológicamente más avanzada y la venta de equipos de mayor eficiencia. El resto, 8.710 empleos, se sitúan en la actividad más tradicional, vinculada al aprovechamiento de la leña, así como a la generación eléctrica con biomasa de origen forestal o agroalimentario.
Solamente la actividad en calefacción tecnológicamente más avanzada del sector, que comercializa y mantiene equipos de alta eficiencia, registra incrementos anuales de empleo en torno al 15%, que en 2017 (último dato disponible) supuso un aumento de más de mil puestos de trabajo.
Considerando toda la cadena de valor, desde la industria a la distribución, pasando por las tareas de instalación de equipos, en 2017 se generaron 2.981 empleos en el sector, debido al fuerte incremento registrado en las ventas de estufas y de calderas. Y solamente el trabajo de mantenimiento de las 244.197 instalaciones de biomasa tecnificada operativas en España necesitó 1.460 empleos.
Solamente en el segmento de las modernas estufas y calderas de alta eficiencia, con un alto componente tecnológico, el número de las instaladas se ha multiplicado por 25 en la última década, situándose actualmente en torno a las 300.000 unidades, lo que representa el 12% de la energía total empleada en calefacción. Y el objetivo es que llegue a suponer el 50%, aunque para ello es imprescindible que las administraciones públicas atiendan algunas de las reclamaciones del sector, que ha formulado públicamente Avebiom.Entre ellas, medidas fiscales, como la rebaja del 50% del IBI para las viviendas que utilicen biomasa, la reducción del IVA al 7% para los combustibles sólidos (pellets, astilla y otros) o la implantación de un impuesto a las emisiones de CO2 (el que contamina, paga), al igual que en otros países de nuestro entorno.