Por segundo año consecutivo la potencia fotovoltaica instalada en España sigue creciendo, y todo de la mano del autoconsumo.
A lo largo del ejercicio 2018 se instalaron 261,7 megavatios de potencia nueva, lo que supone el 90% más que en 2017, y de todo ello el 90% corresponde a instalaciones de autoconsumo.
Según la Unión Europea Fotovoltaica (UNEF) este impulso se debe a la caída de los costes como principal factor de este repunte que hace olvidar la parálisis del sector entre el 2012 y posteriores años, por la penalización que la administración central sobre estas instalaciones mediante el llamo Impuesto al Sol
La finalización el pasado octubre de estos peajes y un posible nuevo reglamento para fijar las condiciones técnicas y administrativas y regular el autoconsumo compartido y las compensaciones que los particulares podrán recibir por la electricidad que viertan en la red, podría significar un punto de inflexión debido a que aumentaría la rentabilidad de esta tecnología, y permitir que uno de los países de la Unión Europea con más horas de irradiación solar al año pueda beneficiarse de una energía limpia.
Entre los sectores que más podría beneficiarse de este nuevo escenario están las producciones agrícolas. Alrededor del 25% de los proyectos de autoconsumo de 2018 eran instalaciones desconectadas de la red para el regadío, pues resulta más barato una instalación de placas con baterías que un motor de diésel.